Al término del verano, la piel queda con huellas: las manchas. Rostro, cuello, escote y manos son las regiones más afectadas. A continuación el ABC para saber combatirlas de manera interdisciplinaria.
Los trastornos de la pigmentación afectan mucho más a mujeres que a hombres y es a partir de los 40 años cuando comienzan a observarse los primeros signos.
La cara, el cuello, el escote y las manos son zonas que, por ser generalmente nuestra “carta de presentación”, nos preocupa cuidar. Y si bien es cierto que el cuidado de estas zonas es muy importante a nivel estético, especialmente para las mujeres, lo es mucho más desde el punto de vista de nuestra salud.
CÓMO ABORDAR EL TEMA:
Ante la aparición de una mancha en la piel es fundamental consultar al especialista, ya que es clave determinar su origen para poder tratarla enseguida.
Cuanto más joven sea la mácula, más rápido y efectivo va a resultar el tratamiento. De lo contrario, el problema puede permanecer por años. En cuanto al origen de las mismas, si bien buena parte de la culpa del envejecimiento cutáneo viene marcada por el ritmo de nuestro reloj biológico, por el deterioro metabólico y por la herencia genética, no debemos olvidar los distintos agentes externos -como las radiaciones solares, la contaminación medioambiental, los hábitos alimenticios, el consumo de alcohol, el tabaco o el estrés que sin duda influyen en la salud de nuestra piel.
La deshidratación, la aparición de arrugas de expresión, de pequeñas manchas color café en zonas como el rostro, el cuello, el escote o las manos son los síntomas de alerta para comenzar a tomar conciencia de la importancia de cuidarnos.
Los factores externos alteran la producción natural de melanina (una sustancia indispensable para la vida celular porque proporciona coloración a la piel, a nuestro cabello y ojos, además de ser un potente escudo fotoprotector, y hacen que ésta se genere en exceso, dando lugar a esa hiperpigmentación que se materializa en la aparición de estas primeras máculas marrones.
DIFERENTES TIPOS DE MANCHAS Y SUS CARACTERÍSTICAS:
>Melasma: Son manchas que pueden aparecer desde los 20 años. Son de color marrón oscuro, simétrico y se dan más frecuentemente en pieles morenas. Aparecen en la cara (zona del bigote, pómulos, mejilla, frente o alrededor de los ojos) como parches hiperpigmentados.
Se deben a un exceso de exposición solar, embarazo, trastornos hormonales, tratamientos anticonceptivos, entre otros. Muchas veces el melasma tiende a volver. Por esta razón es muy importante el cuidado de la exposición de la piel al sol.
>Lentigos: Son las manchas que aparecen después de la exposición de años al sol. Son manchas oscuras, pequeñas y bien delimitadas que aparecen en las zonas más fotoexpuestas de rostro, pecho, dorso de manos y cara anterior de miembros superiores e inferiores. Se deben a la acumulación excesiva de melanina dentro de las células epidérmicas, en relación con las vecinas. Suelen aparecer a partir de los 30 años y tienen que ver con una predisposición y mucha exposición solar.
>Queratosis actínicas: Son otro tipo de manchas causadas por el sol. Se dan especialmente en pieles claras con ojos claros. En general son manchas rosadas, y provocan ardor.
>Manchas Blancas: Son como canas de la piel, manchas blancas en piernas o brazos provocadas por el daño solar, ya que al envejecer la célula que provoca color, deja de elaborar pigmento y da como resultado manchas blancas.
Otras manchas blancas son causadas por el vitíligo: son crónicas y a veces pueden tener el borde hiperpigmentado. Son de causa desconocida y se las relaciona con trastornos hepáticos o endocrinológicos.
A CADA MANCHA SU TRATAMIENTO:
A pesar de que el envejecimiento celular que las produce es irreversible, con el tratamiento adecuado se puede retrasar su aparición e, incluso, mejorar los signos visibles de las mismas.
Por lo tanto no existe un tratamiento indiscriminado de las manchas, sino que cada una de ellas tiene que recibir el tratamiento más adecuado.
Las posibilidades terapéuticas van desde cremas despigmentantes hasta el empleo de los láseres más sofisticados, pasando por procedimientos de baja complejidad como los peelings y las microdermoabrasiones.
EN SÍNTESIS:
Lo más importante es la combinación adecuada y secuencial de los diferentes recursos con que contamos para tratar las manchas de la piel. Ningún método empleado aisladamente es suficiente para solucionar estos problemas. Por eso, los tratamientos combinados de cremas con prácticas de baja complejidad son los que dan los mejores resultados.
TRATAMIENTO ESPECIFICIDADES
*Cremas despigmentantes y microdermoabrasión con puntas de diamante: Ideales para tratar el caso del fotoenvejecimiento leve. Consiste en un procedimiento realizado por el dermatólogo destinado a remover las capas más superficiales de la epidermis.
*Peelings: Se realizan con diferentes ácidos y en concentraciones variables, de acuerdo a una serie de variables que son tan amplias que sólo el dermatólogo está en condiciones de considerar.
*Láser y luz pulsada Quantum: Se utiliza en casos importantes, cuando se busca eliminar las manchas marrones mediante la remoción del pigmento. El objetivo es que el pigmento absorba la energía lumínica de la fuente de luz empleada y se fragmente en partículas más pequeñas, de tal forma que el organismo pueda removerlas, sin dejar secuelas cicatrizales o despigmentación residual.
*Terapia fotodinámica ALA: Se combina o potencia con el tratamiento anterior. Consiste en la aplicación de una sustancia fotosensibilizante sobre la piel, previo a la iluminación con alguna fuente radiante.
Esta sustancia, por la acción de la luz, se activa e induce cambios beneficiosos en las células de la piel, contribuyendo al efecto general de rejuvenecimiento. Pero lo más importante de esta técnica es que destruye con gran eficacia y seguridad a las queratosis actínicas, contribuyendo en gran medida a la prevención del cáncer de piel.
*Láser Fraxel: El gran avance de los últimos cinco años para el tratamiento de las manchas hiperpigmentadas de la piel. Este láser produce millones de orificios microscópicos en la piel, invisibles a simple vista y que no dejan más que un enrojecimiento temporario.
A través de los mismos se destruye el pigmento excesivo y además se aumenta la penetración de las sustancias despigmentantes, lográndose grandes resultados terapéuticos. Actúa además en los demás componentes del fotoenvejecimiento mejorando la textura, el color y la suavidad de la piel.