El sueño de la eterna juventud es una obsesión histórica. Varios productos y procedimientos prometen devolver el tiempo o frenar su avance. La última novedad es el lifting sin cirugía.
El afán por verse joven hace que muchas personas crean en cualquier cosa. Cremas que prometen resultados como de quirófano. Procedimientos en quirófano que ofrecen resultados inmediatos y tratamientos menos invasivos que se venden como la panacea, resultan tener efecto luego de muchas sesiones.
Para no caer en errores hay que estar bien informado y sobre todo ponerse en manos expertas. La palabra lifting quiere decir literalmente ‘levantamiento’, es decir que al referirse al lifting facial se habla de un procedimiento que ‘levanta’ la piel del rostro que se ha ido descolgando por el paso del tiempo. El envejecimiento de la piel es un proceso natural que se debe a la pérdida de elasticidad, la capa de grasa subcutánea se va perdiendo también lo que la hace verse más delgada, pierde fuerza, aparecen las arrugas y la piel empieza a descender, sobre todo en el área de las cejas, las mejillas y la barbilla.
Desde hace años las bolsas en los ojos o las mejillas de perro triste ya no tienen por qué ser el final de todos los rostros. La novedad hoy en día es que esto se puede hacer sin tener que exponerse a dolorosas cirugías. Tensar de nuevo la piel sí es posible sin necesidad de pasar por el quirófano o con intervenciones mucho menos invasivas. Sin embargo, para algunos especialistas como el cirujano plástico Alan González, no es garantía de un tratamiento duradero. “Para que el resultado del lifting se mantenga no basta con mejorar la piel, es necesario trabajar sobre estructuras más profundas con músculos o ligamentos”.
Uno de los tratamientos más de moda es el de los hilos tensores, de tan rápida recuperación que es el preferido por las estrellas de Hollywood para poner todo en su lugar antes de pasar por la alfombra roja. Para el procedimiento se abren unas incisiones mínimas en la línea del nacimiento del pelo y por ahí se introducen unos hilos de polipropileno bajo la piel, un material biocompatible que no absorbe el organismo y que no produce efectos secundarios.
Estos hilos tienen dientes puntiagudos microscópicos que se van agarrando al tejido subcutáneo a medida que entran con una aguja que el médico va guiando hasta las zonas que se quieran tensar. Cuando los hilos están en posición, actúan como un ‘brasier para la piel’ y producen un efecto similar al que se conseguiría al estirar suavemente con las manos la cara hacia atrás: desaparecen las arrugas y todo en la cara vuelve a su lugar. Una vez se fi naliza el procedimiento ya se puede ver la mejoría, pero el resultado fi nal aparece luego de 2 ó 3 meses, cuando los hilos y los tejidos se asienten.
Una de las recomendaciones más importantes es no hacer movimientos o ejercicios fuertes por 2 ó 3 semanas, pues los hilos pueden soltarse y perder el tratamiento. Quienes lo practican aseguran que los resultados pueden durar entre 3 a 5 años, lo mismo que los de un lifting quirúrgico tradicional, con la ventaja de evitar los riesgos de la anestesia general y con resultados prácticamente inmediatos.
Pero si la idea de abrir incisiones en la cabeza le parece dolorosa, existen otros procedimientos que también logran reacomodar y reafirmar los tejidos. La mayoría de estos incluyen los rayos ultravioleta o el ultrasonido, que a través del calor obligan al colágeno a generarse para rellenar y reafirmar la piel. La radiofrecuencia emite microimpulsos que elevan la temperatura de la piel, el cuerpo lee el aumento de la temperatura como una agresión y manda todas sus defensas para regenerar el tejido dañado. Este proceso es natural, pero con el paso de los años se va haciendo más lento y causa el envejecimiento. Los efectos de este tipo de tratamientos pueden comenzar a verse desde la primera sesión, pero sólo llegarán a ser duraderos si se hacen el número de sesiones indicadas.
Si bien estos tratamientos ayudan a eliminar las arrugas y líneas de expresión por el reacomodamiento de los tejidos, no es su objetivo principal. Por eso los especialistas aconsejan complementar los procedimientos con otros antiarrugas como el botox, peelings, o tratamientos con productos alternativos como mascarillas ricas en minerales o ácidos de las frutas, que contienen altos niveles de vitaminas y colágeno que ayudan a regenerar la piel.